Esto está ya casi finiquitado. Y afortunadamente tengo la sensación de que todo lo que tenía que hacer está hecho (hablando de vivencias, lo exámenes están a la espera), con lo que me voy con la conciencia tranquila de haber aprovechado uno de los años más intensos de mi vida.
La gente se ha ido ya (a excepción de Carlos, que le tengo de okupa en casa). La residencia, donde tantas fiestas se han hecho, ha pasado a ser durante el verano un hostal. Ayer entraban nuevos inquilinos, con un perfil completamente diferente claro. Se veian hasta niños por ahi. Había personal de limpieza por los pasillos, y las habitaciones quedaban vacías y tristes. En cuanto a las despedidas: cansado de ellas. Porque las hay cada dos días, lo que implica que cada dos días tienes que decir adiós a alguien con el que has convivido un año, y al que verás dentro de Dios sabe cuánto.
Aqui en casa ya sólo quedamos Miguel y yo. El alemán, siendo consecuente con su rara personalidad, ni se despidió aun sabiendo que yo estaba en casa...
Este finde ha sido prácticamente el último como erasmus. A partir del Martes soy el único que quedará de mi grupo de amigos. Es posible que me anime a salir con Miguel algún día, pero ya veremos. Y el Martes 10 vienes tú: PRIMO! jeje. Creo que la vida "nocturna" (con comillas porque apenas es de noche) no será nuestro fuerte, jeje. Pero bueno, aprovecharemos las mañanas para conocer Helsinki y alrededores.
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