Ayer tocó fiestecilla en Kanelmaki, que está a 15 minutos en tren del centro. Bueno, la fiesta en sí no estuvo mal. Conocí a un par de tíos muy majos (un escocés y un austriaco). Al lado del piso había un bosquecillo donde a la 1 de la madrugada hicimos una hoguera. La verdad es que se estaba bastante bien. La cosa es que a las 2 nos fuimos. Cuando estábamos esperando al tren apareció Eelis, un finlandés que conocí también en la fiesta. Bueno, gracias a él descubrí un nuevo camino para ir a casa. La verdad es que el tío se portó de puta madre. El vive a mitad de camino entre mi casa y la estación donde nos bajamos. Hacía un frío del carajo (-5º) y fuimos a su piso a hacer una paradita. Repostaje perfecto. Un zumito, un sandwich y un partidillo al PES. Y eso con alguien que conocía de hacía 3h. Y es que aquí te encuentras o bien los finlandeses que son demasiado tímidos, o gente como Eelis, super acogedores, pendientes de ti...La leche la verdad. Por el camino estuvimos comentando diferencias entre la forma de vida finlandesa y la española; como por ejemplo que aquí en Finlandia el núcleo familiar no es muy importante. Bueno, y cuando ya me iba para casa, pues Eelis me enseñó el camino. Un paseo entre el bosque, con cuatro farolas y con los charcos congelados. Casi nada sabes? (de ahí lo de caperucita, porque es que solo faltaba el lobo...) Una lástima que no llevase cámara de fotos.
Hoy el día es más que desapacible. Lleva todo la mañana lloviendo y la verdad es que no tiene pinta de que vaya a parar.
Bueno, pues a disfrutar de domingo los que podáis.
Agur!
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